Había una gran fiesta en el campamento porque la guerra por fin había terminado. Los soldados habían vuelto a casa y se habían quitado los uniformes. En la calle ellos danzaban...
Había una gran fiesta en la capital porque la guerra había terminado. Todos los soldados habían vuelto a casa y habían tirado los uniformes. Por la calle se bailaba y se bebía vino. Los músicos tocaban sin parar. Era primavera y las mujeres por fin, tras tantos años, podían abrazar a sus hombres. Al amanecer las fogatas fueron apagadas, y fue ahí cuando a un soldado le pareció ver entre la multitud a una mujer vestida de negro que lo miraba con ojos malvados...
Reír, reír, y reír más,
la guerra ya no nos da miedo,
arden uniformes en el fuego de noche,
arde en la garganta el vino a tupir.
Música de panderetas hasta la aurora,
el soldado que toda la noche bailó
vio entre la gente a esa negra Señora,
vio que lo buscaba y se asustó.
“Sálvame, sálvame, gran soberano,
déjame escapar, escapar de aquí.
En el desfile ella estaba a mi lado
y me miraba con malignidad”.
“Dadle, dadle un animal
hijo del rayo, digno de un rey,
rápido, más rápido, para que pueda escapar
dadle la bestia más rápida que exista.”
“Corre caballo, corre, te lo ruego,
hasta Samarcanda yo te guiaré,
no te detengas, vuela, te lo ruego,
corre como el viento, que me salvaré...
Oh oh caballo, oh oh caballo, oh oh caballo,
oh oh caballo, oh oh"
Ríos, luego campos, luego el alba era púrpura,
blancas eran la torres que al final alcanzó,
pero entre la gente estaba esa negra Señora,
harto de huir, su cabeza agachó.
“Estabas entre la gente en la capital,
sé que me mirabas con malignidad,
he escapado entre los grillos y las cigarras,
me he escapado y te vuelvo a ver aquí.
Te equivocas, te engañas, te equivocas, soldado,
yo no te miraba con malignidad,
era solamente una mirada asombrada,
¿que hacías el otro día allá?
Te esperaba para hoy aquí en Samarcanda,
estabas muy lejos dos días atrás,
temía que, por escuchar la banda,
no pudieras llegar a tiempo acá.”
Al final no está tan lejos Samarcanda,
corre caballo, corre para allá...
he cantado junto a ti toda la noche,
corre como el viento, que llegarás allá.
Oh oh caballo, oh oh caballo, oh oh caballo,
oh oh caballo, oh oh”