Crio de payaso y de caballista
Nació bajo una carpa
Entre la leona y la pantera
Se ponía su cuna.
Creció mientras los nuestros
Desde que su edad le permitió
De poner un pie delante el otro,
Una voz le dijo:
«Niño, naciste Saltimbanqui.
De ciudad en ciudad, irás.
Hagas malabares con todo lo que tienes
Y si hechas a perder,
Cien veces, volverás a empezar.»
Cuando quería lanzar pelotas
No caían en sus manos.
Cuando saltaba en un caballo,
Siempre era demasiado lejos.
En equilibrio sobre la mesa,
Se sentía mareado.
Cada uno lo decía incapaz
De ganar su vida.
«Niño, naciste Saltimbanqui,
Tienen que reír, tienen que llorar,
Que aplaudir, que tener miedo
Pero si hechas a perder,
Para nosotros, serás un ladrón».
¡Entonces, como último recurso,
Manejo con destreza palabras
Y la música y otras cosas
Se le gritó: Bravo!
Se lo requería a todo pulmón
En las pistas del mundo entero
En su acto de poeta
Era adorado
«Niño, naciste saltimbanqui.
Tenga cuidado de esas vías.
Cuando tu acto pasará,
Si lo echas a perder,
No te recogeremos.
Pues que todas estas palabras cuando se echen,
Rebotan en cualquier parte
De corazón en corazón, de cabeza en cabeza
Se vuelven locos
Te regresan de la sala
abarrotados de esperanza o de rencores
Eras hijos de artistas
Y aquí eres pensador.»
Dejadme quedar saltimbanqui
me gustan la luz y el fuego,
Los trucos y las palabras peligrosas
Siempre hecho a perder
Mi acto no es famoso
Manejo con lo que puedo.