Sally camina por la calle sin siquiera mirar al suelo.
Sally es una mujer que ya no tiene más ganas hacer la guerra,
Sally ha sufrido demasiado,
Sally ya ha visto qué cosa puede caer sobre ti.
Sally ya ha sido castigada
por cada distracción y debilidad,
por cada cándida caricia
dada para no sentir la amargura.
Escucha que llueve afuera,
escucha qué bello sonido.
Sally camina por la calle segura sin pensar en nada,
ahora mira a la gente con aire indiferente.
Están lejos aquellos momentos
cuando una mirada perturbaba,
cuando la vida era más fácil
y se podían comer incluso las fresas.
Porque la vida es una emoción que se va volando
todo es un equilibrio sobre la locura, sobre la locura.
Escucha que llueve afuera,
escucha qué bello sonido.
Pero quizás, Sally, es este el verdadero sentido, el sentido de tu deambular;
quizás realmente tienes que sentirte al final un poco mal.
Quizás al final de esta triste historia
alguien encontrará el corage
para afrontar los sentimientos de culpa
y cancelarlos de este viaje;
para vivir realmente cada momento
con cada uno de sus problemas,
y como si fuese el último.
Sally camina por la calle suavemente, ya es de noche,
se encienden las luces de los faroles,
toda la gente corre a casa frente a los televisores;
y un pensamiento le pasa por la cabeza:
"Quizás la vida no está del todo perdida,
quizás algo se ha salvado,
quizás realmente no estuvo entonces todo mal.
Quizás era lo correcto,
quizás, pero quizás, ¡pero sí!"
¿Qué quieres que te diga yo?
Escucha qué bello sonido.