Antes de decirme nada,
mírame bien a la cara.
El sonido que me llama
desde el fondo de la nada
envenena el pozo de mi fe,
ésto no es sino un mal sueño del que quiero despertar.
Cada escena de mi vida
es la lucha desmedida
entre lo que he sido y lo que soy.
No me digas que me calle,
no me pidas que me marche,
esto nunca fue la realidad.
Y si todo ha sido un sueño del que debo despertar.
Sálvame, Dios mío, sálvame.
Por eso, sálvame, Dios mío, sálvame.
Y aunque trate de esconderme,
yo no sé disimular,
todo el mundo me señala
por ser fuente de maldad.
Por eso, sálvame, Dios mío, sálvame.
Ya no sé cómo rogarte
que me ayudes a encontrar
un camino de retorno,
aunque tenga que penar.
Por eso, sálvame, Dios mío, sálvame.
Sálvame, Dios mío, sálvame,
por eso, sálvame, Dios mío, sálvame.
Sálvame, Dios mío, sálvame,
por eso, sálvame.