Te has pintado los labios y rizado tu cabello teñido,
Ruby ¿Acaso piensas ir a algún lado?
La sombra en las paredes me dice que el sol está bajando.
Oh, Ruby,
no te lleves tu amor a la ciudad.
Yo no fui quien inició esa vieja y loca guerra asiática,
pero estuve orgulloso de ir y cumplir con mi deber patriótico.
Y sí, es cierto que ya no soy el hombre que solía ser.
Oh, Ruby,
sigo necesitando algo de compañía.
Es difícil amar a un hombre con las piernas torcidas y paralizadas
y comprendo los deseos y necesidades de una mujer de tu edad,
pero no falta mucho, los he oído decir, para que yo ya no esté.
Oh, Ruby,
no te lleves tu amor a la ciudad.
Ella se va ahora, ya que acabo de oír la puerta azotarse
de la manera familiar en que la he oído azotarse otras 100 veces,
y si pudiera moverme tomaría mi pistola y la derribaría.
Oh, Ruby,
no te lleves tu amor a la ciudad.
Oh, Ruby,
por el amor de Dios, date la vuelta.