En la calle de mis celos,
donde yo viví y tú vives,
te vi pasar a deshoras
con tu nueva adquisición.
De mí no esperes lamentos,
ya sea de ésta o de aquélla,
sólo siento pena de ella
y hasta le doy mi perdón.
En la calle de mis celos,
me dejé mi corazón.
Aunque me cueste la vida,
creeré con aire sereno
que, en tu hombro moreno,
besos de amor arderán.
Nostalgias, son fe perdida,
hojas muertas en el viento
que piso sin un lamento
en tu calle, al pasar.
Aunque me cueste la vida,
no has de verme llorar.