Y del amor se gritó el escándalo
Del miedo se creó lo trágico
En el rostro se pintó lo pálido
Y no rodó una lágrima
Ni una lástima para socorrer
Y entre nosotros se dio el hábito
De caminar en la oscuridad
De murmurar entre los pliegues
De sacar leche de las piedras
De ver el tiempo correr
Pero, bajo el sueño de los siglos
Amaneció el espectáculo
Como una lluvia de pétalos
Como si el cielo viendo las penas
Muriese de pena
Y lloviese el perdón
Y la prudencia de los sabios
Ni osó contener en los labios
La sonrisa y la pasión
Pues desbordando de flores
La calma de los lagos se enojó
La rosa de los vientos se dañó
El lecho de los ríos se hartó
E inundó de agua dulce
La amargura del mar
En una inundación amazónica
En una explosión atlántica
Y la multitud viendo en pánico
Y la multitud viendo atónita
Aunque tarde
Su despertar