¡Con la luz de tu mirar
llenaste mi vida;
si pudieras quererme,
mi ilusión fuera cumplida!
Y viviría tan contento
que, en mi rostro, se vería
la luz del agradecimiento
y, a toda hora, te cantaría
una canción para tus ojos
que yo mimo te haría...
Una canción para tus ojos
porque, en medio de tantos escollos,
fuesen mi guía!
Rosa... Rosa...
¡Luz de mi vida!
Rosa... Rosa...
¡No destruyes mi ilusión!
Prisionero en todos momentos
de tu voz tan clara,
que aleja los malos pensamientos
y la bondad solo ampara,
porque es fresca y es suave
y es una efusión de poesía
y parece al cielo azul
que nos alegra el corazón.
Pues ya que me tienes prisionero
un día y un otro día;
y yo me encuentro tan bien...
Rosa, mi Rosa,
¡Quieras hacerme compañía!
Rosa... Rosa...
¡Luz de mi vida!
Rosa... Rosa...
¡No destruyes mi ilusión!