Aquí tienes niña hermosa
las guitarras a tu puerta,
pero falta en la rondalla
el galán de tu pasión;
y en su puesto hay una maña
que de celos viene muerta
a decirte dos palabras
corazón a corazón.
Tú no sabes que ese hombre
que te ronda enamorado,
y al que tú tras de la reja
no te cansas de escuchar,
va a hacer ya casi dos años
que un cariño me ha jurado,
nada menos que delante
de la Virgen del Pilar.
Me cantaba lo mismo que a ti
y yo ciega de amor le creí:
¡Ay, mi mañica querida!,
soy en amor pordiosero,
nadie me quiso en la vida,
nadie me ha dicho te quiero;
traigo el alma hecha jirones
de vagar por los caminos,
donde yo sembré canciones
recogí tan solo espinos.
¡Ay, mi mañica querida!,
Tenme, por Dios, compasión,
hasta que cierre esta herida
que llevo metida en mi corazón.
~ ~ ~
Yo he venido a convencerte
de que debes olvidarlo
y aventar como cenizas
la esperanza de ese amor.
Esto, maña, es un consejo
que si no quieres tomarlo
vas a ver rodar tu fama
de zaguán en corredor.
Mas si llego a convencerme
que eres tú quien lo sonsaca,
quien lo vuelve medio loco
con tus artes de mujer;
por mi madre te lo juro
que sin gritos, ni sin faca,
con mis manos yo te arranco
la raíz de su querer.
Hazme caso y olvida el cantar
que ni un día debiste escuchar:
¡Ay, mi mañica querida!,
soy en amor pordiosero,
nadie me quiso en la vida,
nadie me ha dicho te quiero;
traigo el alma hecha jirones
de vagar por los caminos,
donde yo sembré canciones
recogí tan solo espinos.
¡Ay, mi mañica querida!,
Tenme, por Dios, compasión,
hasta que cierre esta herida
que llevo metida en mi corazón.