En el día de romería
desfila mi pueblecito,
aún el gallo canta el día,
ya está en la calle el cortejo.
Mi padre ya está saliendo,
va a juntarse con el pueblo,
tiene viejas cuentas con la vida
que saldar con vino nuevo.
Por más duro que sea el servicio
que la tierra pida de la gente,
yo no sé por qué hechizo
tenemos siempre nuevo aliento.
Mi madre, acompañada
de promesas por pagar,
va a volver con el alma lavada
y las rodillas sangrando.
Mi hermana quiso ir sola,
salió más pronto de casa,
va a volver de madrugada
con el corazón candente.
Por más duro que sea el servicio
que la tierra pida de la gente,
yo no sé por qué hechizo
tenemos siempre nuevo aliento.
La noche baja el telón
en lo alto de este vallado,
lo sagrado y lo profano
van bailando de lado a lado.
No soy de mucha jarana,
no encontré mi alma gemela,
ha de haber más romerías
de las fiestas de Santa Eufemia.
Por más duro que sea el servicio
que la tierra pida de la gente,
yo no sé por qué hechizo
tenemos siempre nuevo aliento.
En las fiestas de Santa Eufemia.