Primero la cita lejana de abril,
tu oscuro balcón, tu antiguo jardín;
más tarde las cartas de pulso febril
mintiendo que no, jurando que sí.
Romance de barrio, tu amor y mi amor,
primero un querer, después un dolor
por culpas que nunca tuvimos,
por culpas que debimos sufrir los dos.
Hoy vivirás
despreciándome, tal vez sin soñar
que lamento al no poderte tener
el dolor de no saber olvidar.
Hoy estarás
como nunca lejos mío,
lejos de tanto llorar.
Fue porque sí
que el despecho te cegó como a mí,
sin mirar que en el rencor del adiós
castigabas con crueldad tu corazón.
Fue porque sí
que de pronto no supimos pensar,
que es más fácil renegar y partir
que vivir sin olvidar.
~ ~
Retornan vencidas tu voz y mi voz,
trayendo al volver con tonos de horror
las culpas que nunca tuvimos,
las culpas que debimos pagar los dos.