¡Qué ganas de llorar
en esta tarde gris!
En su repiquetear
la lluvia habla de ti...
Remordimiento de saber
que por mi culpa, nunca,
vida, nunca te veré.
Mis ojos, al cerrar,
te ven igual que ayer:
temblando al implorar,
de nuevo, mi querer...
¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí,
en esta tarde gris!
Ven -triste me decías-,
que en esta soledad
no puede más el alma mía...
¡Ven y apiádate de mi dolor!
Que estoy cansada de llorar,
de sufrir y esperarte
y hablar siempre a solas
con mi corazón...
Ven, pues te quiero tanto,
que si no vienes hoy
voy a quedar ahogada en llanto...
¡No! ¡No puede ser que viva así,
con este amor clavado en mí
como una maldición...!
No supe comprender
tu desesperación
y, alegre, me alejé
en alas de otro amor...
¡Qué solo y triste me encontré
cuando me vi tan lejos
y mi engaño comprobé!
Mis ojos, al cerrar,
te ven igual que ayer:
temblando al implorar,
de nuevo, mi querer...
¡Y hoy es tu voz que sangra en mí,
en esta tarde gris!
Ven -triste me decías-,
que en esta soledad
no puede más el alma mía...
¡Ven y apiádate de mi dolor!
Que estoy cansada de llorar,
de sufrir y esperarte
y hablar siempre a solas
con mi corazón...
Ven, pues te quiero tanto,
que si no vienes hoy
voy a quedar ahogada en llanto...
¡No! ¡No puede ser que viva así,
con este amor clavado en mí
como una maldición...!