Me contentaré
aunque no hable árabe,
aunque a veces cuando río finjo,
aunque sea hijo único.
Me contentaré
aunque no vaya a la iglesia,
aunque no me pidas perdón,
aunque donde vivo no sea mi casa.
Despediré este año de dependencias
lleno de subidas, bajadas,
vicios malos que lastiman la salud.
La vida es un sueño bajo anestesia.
Así que no me despierten de la mía.
No me despierten de la mía.
Correría el maratón para pasar el tiempo
pero tengo treinta años y ya estoy cansado.
Tengo poco aliento pero muchas cosas que decir
y hablaré a solas si eso te hace oír.
Recuérdame ese beso que conoces antes de dormir.
Todavía tengo varias cosas que aprender
como si decir "mamá" o "madre",
como si decir "papá" o "padre"
o si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.
Me contentaré
aunque quiera lo imposible,
aunque no haya escalado el Everest,
aunque a veces me sienta invisible.
Y despediré este año de dependencias,
de frases vacías, olvidadas,
caras que se desenfocan.
La vida es un sueño bajo anestesia.
Así que no me despierten de la mía.
No me despierten de la mía.
Correría el maratón para pasar el tiempo
pero tengo treinta años y ya estoy cansado.
Tengo poco aliento pero muchas cosas que decir
y hablaré a solas si eso te hace oír.
Recuérdame ese beso que conoces antes de dormir.
Todavía tengo varias cosas que aprender
como si decir "mamá" o "madre",
como si decir "papá" o "padre"
o si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.
Despido este año que nos ha puesto a prueba
superando los obstáculos de una vida nueva.
Partamos a la India en carro, en tren
pero soñar el océano contigo
es un viaje que me cuesta menos.
O si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.
O si hacer la revolución
contigo.