Cuánto frío hace sobre esta playa que
es una página arrancada sin ti.
Ya es invierno y no hay amor
para vivir.
No hay un alma
si se apaga la alegría.
Queda un mar que se va
y ya se ha barrido.
La tuya, la mía,
la eternidad perdida
que ya no es más que arena en ráfagas.
Recuérdame
en el frío de Milán,
en los sándalos de caminos libres.
Recuérdame
si no te parece extraño
revivir esos momentos
conmigo.
Y regreso como náufraga
a la misma habitación
y duermo aquí
sin ti
como una estúpida.
Y la vida va,
más testaruda que nosotros
y no tiene piedad
si ahora no me quieres.
Pero tú, ¿qué haces
con esta libertad
que para mí ya
es un vacío inútil?
Recuérdame
en el frío de Milán,
entre los almendros de un paraíso azul.
Recuérdame,
¿no oyes que te llamo?
No me pidas
que ya no te ame.
Y me despierto como náufraga
en la misma habitación.
Y me escapo
dejando aquí esta álba espléndida.
Recuérdame.
Recuérdame.
Recuerda desde lejos.
Recuerda a quien
no quiere perderte.
Mientras el tiempo avanza,
al destello de una fotografía,
tengo un regalo
si me quieres:
la vida que vendrá
para nosotros.