Rezando en soledad,
murmuré una oración
conjugando el verbo amar:
Ámame... ¡Amémonos!
De blanco en el altar
y en la alcoba del amor,
escuché la voz del corazón.
¡Vive!
No busques más...
¡Vive!
Tu tren se vá....
No volverá...
¡Vete con él!
La vida es un reloj
y las horas se nos van.
¡Deja ya tu habitación!
Ya esta bién: ¡no sufras más!
Las puertas del amor
se te cierran sin querer...
¡Rómpelas y escápate con él!
Vive sin miedo...
¡Vive!
No busques más...
¡Vive!
Tu tren se vá....
No volverá...
¡Vivir! ¡Aaaaaah...!
¡Vive!
No busques más...
¡Vive tu vida!
Tu tren se vá...
¡No tengas miedo!
¡Despierta y vive!
Que seas feliz:
mi oración va por ti...
El tiempo vuela...
Tu tren se vá...
¡Vete!
No volverá... ¡oh, no!
Mmmm...
¡Vive!