Una voz gritando siempre
siempre gritando...silencio.
Mis manos llenas de tinta
emborronan un cuaderno.
Lejos, muy lejos, muy lejos
se oye la voz del maestro
que habla de montes y rios.
me escapo por la ventana
corro, corro por el cielo
y voy jinete celeste
sobre un nubarrón muy negro.
Persiguiendo nubes blancas
paso la tarde de invierno
Me despiesta una campana
Padre nuestro...