Señor, no estoy conforme con mi suerte
ni con la dura ley que has decretado,
pues no hay una razón bastante fuerte
para que me hayas hecho desgraciado.
Te he pedido justicia, te he pedido
que aplaques mi dolor, calmes mi pena
y no has querido oírme, o no has podido
revocar tu sentencia en mi condena.
Revocar tu sentencia en mi condena.
Casi nada te debo, no me queda
sino un amor inmensamente triste,
ya saldaré mis cuentas cuando pueda
devolverte la vida que me diste.
Devolverte la vida que me diste.