Estoy orgullosa de los ancianos de mi pueblo libre.
Estoy orgullosa de los lobos de mis estepas infinitas.
Estoy orgullosa, orgullosa; ¡yo estoy orgullosa!
Estoy orgullosa, orgullosa; ¡yo estoy orgullosa!
Estoy orgullosa, orgullosa, orgullosa, orgullosa
Estoy orgullosa; yo estoy orgullosa... ¡sí, estoy orgullosa!
Cada ideal, cada perspectiva, ¡qué espíritu más grandioso!
Los héroes nacidos en el jardín de mi tierra son majestuosos.
Con todas las deudas pagadas,
elevan su bandera azul al cielo
y jamás rompen sus promesas.
Sin dudar ante los desafíos
expanden la patria de su padre.
Protegen sus estepas aún a costa de sus propias vidas,
pues sus cuerpos son mayores que las montañas.
Siguen el camino de sus ancestros
y, gracias a ello, se convierten
en estrellas que brillan en el cielo.
Estoy orgullosa de los ancianos de mi pueblo libre.
Estoy orgullosa de los lobos de mis estepas infinitas.
Cuando eres testigo de su grandeza, tu fe nunca muere:
¡Estoy orgullosa de los hombres que nunca comprometen su dignidad!
Hombres que nunca cejan en su honestidad; hombres magníficos
que no dependen de nadie y tienen el corazón libre.
En harmonía con el retumbar de los tambores
el pueblo kazako está orgulloso de este tipo de hijos.
Elevándose cual la aurora, con tremendo entusiasmo
los hijos de los hijos de este país amado
entran en la reyerta sin pensarlo mientras gritan "¡mi patria!"
Nuestras águilas tienen alas de oro
y vuelan libres sin necesidad de ataduras
ganando todas las carreras:
¡todas y cada una de ellas son como leones!
Estoy orgullosa de los ancianos de mi pueblo libre.
Estoy orgullosa de los lobos de mis estepas infinitas.
Cuando eres testigo de su grandeza, tu fe nunca muere:
¡Estoy orgullosa de los hombres que nunca comprometen su dignidad!
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