La mujer, que lleva consigo todo lo necesario
para darle gusto a las fiestas carnales.
La mujer, que suscita en nosotros tantas pasiones brutales.
La mujer es ante todo sentimental.
Cogidos de la mano durante los largos paseos,
las flores, las cartas de amor, las serenatas,
los crímenes, las locuras que por sus hermosos ojos se cometen,
la apasionan, pero...
El noventa y cinco por ciento de las veces,
la mujer no disfruta follando.
Lo cuente o no lo cuente,
no siempre le alegran las nalgas.
Los pringados convencidos
de lo contrario son unos cornudos.
Llegado el encuentro carnal,
está muchas veces triste, ¡la pobre!
Si no escucha al corazón latir,
el cuerpo ni se inmuta.
Menos cuando ama a un hombre con ternura,
siempre sensible entonces a sus caricias,
siempre bien predispuesta, siempre propensa a estremecerse,
ella se aburre sin darse cuenta.
O cuando tiene necesidades tiránicas,
cuando padece ninfomanía crónica,
es ella entonces la que hace pasar a sus adoradores
ratos bien malos.
El noventa y cinco por ciento de las veces,
la mujer no disfruta follando.
Lo cuente o no lo cuente,
no siempre le alegran las nalgas.
Los pringados convencidos
de lo contrario son unos cornudos.
Llegado el encuentro carnal,
está muchas veces triste, ¡la pobre!
Si no escucha al corazón latir,
el cuerpo ni se inmuta.
Los “otra vez”, los “muy bien”, los “sigue”
que grita para fingir que sube a las nubes,
son pura limosna, los suspiros de los ángeles no son,
en general, otra cosa más que mentiras piadosas.
Con el único propósito de que su compañero
se crea un amante extraordinario,
de que el pollo imbécil y pretencioso que tiene encaramado
no acabe decepcionado.
El noventa y cinco por ciento de las veces,
la mujer no disfruta follando.
Lo cuente o no lo cuente,
no siempre le alegran las nalgas.
Los pringados convencidos
de lo contrario son unos cornudos.
Llegado el encuentro carnal,
está muchas veces triste, ¡la pobre!
Si no escucha al corazón latir,
el cuerpo ni se inmuta.
Escucho de continuo comentarios
de los que construyen palacios en Citera1:
“Por ser tú un torpe, un atravesado,
es por lo que no la vuelves loca”2.
Puede ser, pero si os fastidian las embestidas
de estos insignificantes "me-has-visto-cuando-follo"3,
señoras, al dejaros hurtar el placer4,
cantad, para vuestros adentros...
El noventa y cinco por ciento de las veces,
la mujer no disfruta follando.
Lo cuente o no lo cuente,
no siempre le alegran las nalgas.
Los pringados convencidos
de lo contrario son unos cornudos.
Llegado el encuentro carnal,
está muchas veces triste, ¡la pobre!
Si no escucha al corazón latir,
el cuerpo ni se inmuta.
1. Isla griega donde, según la mitología, nació la diosa del amor y a lujuria, Afrodita.2. Literalmente: "es por lo que ella mantiene su sangre fría".3. Referido a los hombres que se jactan de sus buenas dotes amatorias.4. Literalmente: "señoras: al dejaros quitar el placer de la espalda".