Cuando no estás
todos mis sentidos
me hablan de ti,
de tus manos, de tus porqués.
Cuando no estás
ni siquiera yo, lo sabes,
me parezco a mí
y esto, más que nunca,
me vuelve frágil.
Lo sé bien.
No conviene
pero mi instinto me pertenece.
Y me desahogo,
busco un modo
pero a solas es inútil.
¿No ves que ya
hay un escalofrío que
se mueve al unísono exacto contigo?
¿No ves que tú
estás dentro de mí de modo estable
a donde sea que vayas?
Cuando no estás
me doy cuenta de que
no hay alternativa a ti,
al ritmo que tú das,
a mi desorden.
Y estoy mal,
tan mal
que eres fácil para odiar.
Y me desahogo
de cualquier modo
pero a solas es inútil.
¿No ves que ya
hay un escalofrío que
se mueve al unísono exacto contigo?
¿No sientes también tú
que estás dentro de mí de modo estable?
Porque antes de ti
ninguna jamás
me había generado el efecto que causas.
Es una señal más fuerte que yo,
la más fuerte que hay.
¿Pero no sientes que ya
dependo de ti,
de tu boca que me busca?
Porque tú no eres ni serás nunca un hábito.
Cuando no estás
todos mis sentidos
me hablan de ti.