Ya siento aquí en mi costado
tu puñalada trapera,
tu puñalada trapera, ay,
la que aún no me has clavado.
Siento tu beso de Judas,
¡cómo me quema en los labios!
¿Cómo es posible que abrase, ay,
tanto un corazón helado?,
¿y cómo es posible que abrase?, ay,
tan siquiera me has rozado.
Siento llamar al vacío y sigo
disimulando
con esta danza salvaje, ay,
que soy carne de reemplazo.
Mi canto es imborrable y yo
soy el viento en tu tejado.
Tengo tu adiós enredado
como de fin de verbena.
Ya las guirnaldas bajaron, ay,
apagaron las linternas.
Dime que el año que viene, ay,
volverás para prenderlas.
Siento llamar al vacío y sigo
disimulando
con esta danza salvaje, ay,
que soy carne de reemplazo.
Aunque me arrulle el olvido sigo
desafiando
con este hambre imparable, ay,
el puñal de tu regazo.
Mi canto es imborrable y yo
soy el viento en tu tejado.
Somos carne de reemplazo,
imborrable es nuestro canto.