Del cuaderno al cesto de la basura,
los papelitos van al vacío
y otra vez, el otoño en la cocina.
La lluvia fría le cae en las mejillas,
se sirve agua en un vaso
pero no riega nada la flor.
El número y el corazón están bloqueados,
es una nueva lección de la vida.
No pediste enamorarte,
de nuevo, en la puerta hay un candado.
Los sentimientos son humo bajo techo
y su retrato cuelga de la viga.
Uno, dos, tres, comillas, el cigarrillo con el fósforo
y en el piso están los álbumes compartidos, quemados.
No es más que un hábito, vas hacia él como pajarito:
llamará y volverás con él, de todos modos.
Sabes, eres una tonta porque
de noche lloras sobre la almohada
y lo vuelves a extrañar.
No llama y se lo permite (1)
pero ahora con el corazón vacío
llora y lo vuelve a extrañar.
Lo extrañas,
que tonta porque
eres su juguete.
Lo extraña,
que tonta porque
vuelve a caer en la trampa.
Dos paredes y un techo,
antidepresivos en el banco
Imagina el gatillo de un arma,
¿Cómo puede? ¿Cómo puede?
Le cuentas todos tus secretos a la vez
cientos de frases por minuto.
Y está con otra, como si estuviera contigo,
así es, con otra, así es, no contigo.
Soltar es tan difícil,
cuando haces todo lo que puedes. (2)
Tú no,
tú no pediste enamorarte.
Y con el café frío
te acordarás de él,
de él:
te prometiste que serás fuerte.
Uno, dos, tres, comillas, el cigarrillo con el fósforo
y en el piso están los álbumes compartidos, quemados.
No es más que un hábito, vas hacia él como pajarito:
llamará y volverás con él, de todos modos.
Sabes, eres una tonta porque
de noche lloras sobre la almohada
y lo vuelves a extrañar.
No llama y se lo permite
pero ahora con el corazón vacío
llora y lo vuelves a extrañar.
Lo extrañas,
que tonta porque
eres su juguete.
Lo extraña,
que tonta porque
vuelve a caer en la trampa.
Uno, dos, tres, comillas, el cigarrillo con el fósforo
y en el piso están los álbumes compartidos, quemados.
No es más que un hábito, vas hacia él como pajarito:
llamará y volverás con él, de todos modos.