No se puede prohibir ni se puede negar
El derecho a vivir, la razón de soñar
No se puede prohibir ni el creer ni el crear
Ni la tierra excluir ni la luna ocultar
No se puede prohibir ni una pizca de amor
Ni se puede eludir que retoñe la flor
Ni del alma el vibrar ni del pulso el latir
Ni la vida en su andar no se pueden prohibir
No se puede prohibir la elección de pensar
Ni se puede impedir la tormenta en el mar
No se puede prohibir que en un vuelo interior
Un gorrión el partir busque un cielo mejor
No se puede prohibir el impulso vital
Ni la gota de miel ni el granito de sal
Ni las ganas sin par ni el deseo sin fin
De reír, de llorar, no se puede prohibir
No se puede prohibir el color tornasol
De la tarde al morir en la puesta del sol
No se puede prohibir el afán de cantar
Ni el deber de decir lo que no hay que callar
Solo el hombre incapaz de entender de sentir
Ha logrado al final su grandeza prohibir
Y se niega el sabor y la simple verdad
De vivir el amor y en total libertad
Si tuviese el poder de poder decidir
Dictaría una ley: es prohibido prohibir