Lejos en kilómetros, en tiempo estaba cerca,
quizá sólo estaba a un rozar de mirada,
y ahora hasta el verano, hasta años venideros,
el tiempo cálido acechando en cualquier lugar.
¿Qué es lo que preocupa tanto, pasa volando,
hiere con cuidado y suena invisible?
Donde haga piruetas habrá un verano ventoso.
Para quien habla el tiempo no tiene respuesta.
Todo fue, de nuevo, en una palabra,
cielo, como el cielo sobre la cabeza.
Podemos esperar el verano, pero una vez se ha alejado, es hora de ir a casa.
Fuera o no fuese, es hora de ir a casa.
Lejos, muy lejos, en tiempo estaba cerca,
nada es para siempre, no hace falta rogar.
Por tanto, es un error esperar acertar cualquier cosa.
Será, sí, probablemente, mucho o poco.
A donde corras, no te sientes,
no te des la vuelta, ave migratoria.
Si es manifiesto para toda la gente viva,
entonces, seguro, que será lo que será.
Todo fue, de nuevo, en una palabra,
cielo, como el cielo sobre la cabeza.
Podemos esperar el verano, pero una vez se ha alejado, es hora de ir a casa.
Fuera o no fuese, es hora de ir a casa.
Todo fue, de nuevo, en una palabra,
cielo, como el cielo sobre la cabeza.
Podemos esperar el verano, pero una vez se ha alejado, es hora de ir a casa.
Todo fue, de nuevo, en una palabra,
cielo, como el cielo sobre la cabeza.
Podemos esperar el verano, pero una vez se ha alejado, es hora de ir a casa.
Fuera o no fuese, es hora de ir a casa.
Fuera o no fuese, es hora de ir a casa.