Si te mueves, te ladran;
si no lo haces, te ladran;
si hablas, te ladran;
y si callas, te ladran.
Rastrean todos tus movimientos,
en cada instante te están observando,
Olfatean todas tus emociones
para atacarte en el mínimo descuido.
No se conforman con lo que haces
ni tampoco por lo que harás por lo demás,
tan sólo quieren observarte
para luego comenzar a ladrar.
Hay perros domésticos y perros salvajes,
pero, al fin y al cabo, todos iguales
su instinto animal los hace actuar,
su naturaleza agresiva te hace temblar
Aun cuando el doméstico muerde tu mano
y el salvaje ataca tu pierna,
entonces, ¿debemos dejar que nos hieran
o reprenderlos con una vara?
Al final, todos son perros, y como
su naturaleza es difícil de cambiar,
sólo debemos pensar en una cosa:
si nos preocupamos cuando ellos ladren
o cuando ellos dejen de ladrar.