Ayer miré a mi madre llorando amargamente,
le pregunté al instante: ¿por qué lloras, mamá?
No quiso responderme, tal vez quería ocultarme
la angustia que sentía, ¿por qué se fue papá?
Mas yo salí al momento al huerto de la casa
y bajo de una higuera llorando a Dios clamé:
Bendito Dios, permite que papi vuelva pronto,
mi madre y mis hermanos queremos a papá.
Bendito Dios, permite que papi vuelva pronto,
mi madre y mis hermanos queremos a papá.
Un día por la ventana, mirando hacia la calle,
miré llegar un hombre, era algo familiar.
Mi madre abrió la puerta, fue grande su sorpresa,
era mi papasito que regresó al hogar.
Después que lo abrazamos, todos agradecidos
allá en la misma higuera volvimos a llorar.
Pero no de tristeza, mas de agradecimiento
pues Cristo hizo posible que volviera papá.
Pero no de tristeza, mas de agradecimiento
pues Cristo hizo posible que volviera papá.