Me miré al espejo no vi nada
y decidí hacerme la fuerte.
Nunca dije cuánto había llorado
y tampoco se notó.
No sé en qué momento
renuncié al trabajo intenso de quererme.
Fui culpable, víctima y verdugo,
fui de todo menos yo.
Y me quedé,
pensé que no tenía el valor para dejarte.
Y me callé,
pues el silencio me venía importante.
Me equivoqué,
cuando creí que perdería todo
y más de lo que di
y me quedé
y me arrepentí.
Fue tan fácil esconder la risa,
la dulzura y la entereza.
Nunca supe cómo,
pero un día me olvidé de ser feliz.
Fui perdiendo un poco la humildad
y un poco la belleza.
Fui culpable, víctima y verdugo,
fui de todo menos yo.
Y me quedé,
pensé que no tenía el valor para dejarte.
Y me callé,
pues el silencio me venía importante.
Me equivoqué,
cuando creí que perdería todo
y más de lo que di
y me quedé
y me arrepentí.
Porque debí dejarte mucho antes,
debí dejar el suelo y caminar hacia adelante,
cuando entendí ya era demasiado,
demasiado tarde.
Y me quedé,
pensé que no tenía el valor para dejarte.
Y me callé,
pues el silencio me venía importante.
Me equivoqué,
cuando creí que perdería todo
y más de lo que di,
pero me fui y no me arrepentí.
Y no me arrepentí.