Para construir un bello sueño
lo primero que hace falta es estar despierto,
mano firme para llevar las bridas
y hacerse un proyecto a medida
contando con que todo encoge.
Materiales de primera.
Amplios y profundos sus fundamentos,
a prueba de malentendidos,
compromisos, intereses
y accidentes.
Orientado al sur y protegido de los vientos.
Nada cura las heridas como un bello sueño.
¿Quién no arriesga la vida por un bello sueño?
¿Qué sería de nosotros sin un bello sueño?
¿Qué haríamos con el día y la noche?
Y para construir un bello sueño
hay que dedicarse plenamente
y estar pendiente, a todas horas,
de si ríe, si duerme, si llora
como si se tratara de un bebé.
Y por el bien de la empresa
es indispensable estar enterado
que al final de la proeza
será una sorpresa
su resultado.
Hay un buen trecho entre los sueños y la realidad.
Nada cura las heridas como un bello sueño.
¿Quién no arriesga la vida por un bello sueño?
¿Qué nada sería de nosotros sin un bello sueño?
¿Qué haríamos con el día y la noche?
Para construir un bello sueño
hay que ser además suficientemente espabilado
- cuando se gira la fortuna -
para salir de entre las ruínas
y construir uno nuevo, acto seguido.