Hoy ya mi fama se extendió por to el planeta
y los que llegan a Madrid haciendo sport
traen dos visitas anotás en su libreta,
a la Cibeles y después a un servidor.
En las vistillas mi museo es una alhaja
y no hay turista que no pase por allí
pa que le muestre la camisa de la maja,
de Candelas la navaja y el bigote de Dalí.
¡Pepe...! Dígame,
mas no pida cosas raras
porque entonces no hay de qué.
¡Pepe...! ¡Allá va!
y la sirvo tres sonrisas
y en divisas tacatá.
¡Pepe...! ¡Pero qué tostón!
Pidan tapas de cocina,
o no hay más conversación.
Unos gritan por allí,
otros gritan por allá.
¡Pepe! ¡Pepe...! Va.
Soy más famoso que Gaviria y que Chicote,
y de los barman soy sin duda el campeón,
pues he inventao un combinado de bigotes
que es una mezcla de Rioja y de Chinchón.
Se me discuten blancas, negras y amarillas
y por mi culpa más de dos y más de tres
se han arrancao pelo a pelo las patillas
y con aire de chulillas se han zumbao hasta en inglés.