Pese a que pongamos por precaución
Travesaños en nuestras ventanas,
Ocultemos nuestras vitrinas
Y hasta los neumáticos de nuestros coches,
Quitemos los lienzos de todos nuestros museos,
Desordenemos los Campos Elíseos,
Cubramos con tierra batida
Todas las bellezas de nuestras estatuas,
Tapemos los faroles en la noche,
Sumerjamos en la oscuridad a la Ciudad Luz.
¡París será siempre París!
La ciudad más bella del mundo.
A pesar de la oscuridad profunda
Su brillo no puede ensombrecerse.
¡París será siempre París!
Entre más se reduzca su iluminación,
Más se ve brillar su ánimo,
Más se ve brillar su espíritu.
¡París será siempre París!
Para que cada quien se prepare a este ruido,
Podemos tocar la sirena en la noche,
Obligarnos a actuar como payasos
En pijama en nuestra cava.
Pese a que por dictados
Se nos corte el agua e incluso el jazz,
Se nos imponga la máscara de gas,
Crucigramas de cuatro casillas,
Se nos obligue a todos en nuestras casas
A acostarnos a las once.
¡París será siempre París!
La ciudad más bella del mundo.
Y cuando las restricciones abunden,
Gentilmente tomará partido de esto.
¡París será siempre París!
Pese a que reduzcamos su esencia,
No reducirá su confianza,
Su buen humor y su espíritu.
¡París será siempre París!
Aunque efectivamente, desde octubre
Los vestidos sean mucho más sobrios,
Haya menos flores y menos penachos,
Los colores sean más discretos.
Aunque en las galas eliminemos
Las chinchillas y los armiños,
Las joyas llenas de decencia
Brillen sobre todo por su ausencia,
La belleza sea menos evidente,
Menos insolente, menos provocadora...
¡París será siempre París!
La ciudad más bella del mundo.
Incluso cuando a lo lejos el cañón ruge
Su atuendo es aún más bonito...
¡París será siempre París!
Podemos limitar sus gastos,
Pero su distinción, su elegancia
Sólo tienen por ende más valor.
¡París será siempre París!