Con el alma a media asta
desde el día en que te vi partir,
la bandera que plantaste aquí en mi pecho,
nena, sigue ahí.
Tu tacón en la escalera,
aún retumba en la pared de mi cabeza,
y la gana de cantarte se aparece
a veces, de sorpresa.
En busca de aquel amor,
zarpó mi velero surcando tu voz.
El tiempo me preguntó si quiero sanarme
y le dije que no.
Para olvidarte, quieren venir a curarme
con intenciones de darme
la dulzura, un alfajor,
pero yo ya probé tu sabor.
No vengan a darme otros besos,
yo me he casado con gestos de tu piel,
aunque nunca me los des.
Tengo un beso arremangado
por fugarte, y nunca te lo he dado.
Aún cuando mi nado es libre,
solamente nado aquí en tu lado.
En busca de aquel amor,
zarpó mi velero surcando tu voz.
El viento me preguntó si debe secarte
y le dije que no.
Para olvidarte, quieren venir a curarme
con intenciones de darme
la dulzura, un alfajor,
pero yo ya probé tu sabor.
No vengan a darme otros besos,
yo me he casado con gestos de tu piel,
aunque nunca me los des.
Para olvidarte, quieren venir a curarme
con intenciones de darme
la dulzura, un alfajor,
pero yo ya probé tu sabor.
No vengan a darme otros besos,
yo me he casado con gestos de tu piel,
aunque nunca me los des.