En una tarde de primavera
y entre las sombras el sol moría
cuando en la reja de mi ventana
vi una paloma que me decía:
« Soy mensajera cruce los mares
vengo a decirte que en sus excesos
te envía la que te adora
tiernos suspiros, lágrimas, besos ».
« Vuelve » le dije, « vuelve paloma
y dile que yo te envío
que llevas sobre tus alas
tiernos suspiros del pecho mío ».
« Dile que sufro, que sufro mucho
que siempre, siempre mi alma esta triste,
dile que vivo pensando en ella
que sufro mucho, que tú me viste ».
Paso aquel año llegó el invierno
y era una tarde nublada y fría,
cuando en la reja de mi ventana
vi a la paloma que así decía:
« Soy mensajera cruce los mares
cansada vengo, cansada y triste
porque te traigo dentro del alma
unos amores que ya perdiste ».
« Perdón » me dijo para la ingrata
« que de este modo te olvida leve »
oculto el pico bajo sus alas,
y cayo muerta sobre la nieve.