Delante de
una página en blanco.
Delante de todo lo que falta.
Y en la cabeza sólo un pensamiento,
un pensamiento tendido
a ras del suelo.
Como una especie de control remoto
para volver a donde, volver a cuando
el aire en el rostro ardía
y la tierra bajo los pies quemaba.
Y a mi de verdad no me importaba.
Todo era perfecto,
soñar en una cama y
No querer nada.
No buscar nada.
Delante de algún sueño ajeno.
Delante de una central de asfalto
con los ojos abiertos, dilatados
en busca de alguna meta.
Con esas ganas de volver a casa
y esta vez hacérselos ver y pagar.
Con esas ganas de girar los pies
y encontrar la fuerza, el valor para seguir.
Sin querer nada de ti.
No sabía nada.
No quería nada de ti.
No pensaba en nada que no hubiera ahí.
Y miraba al cielo para hallar un motivo
que devolverle al mundo.
Y le gritaba "Al menos llévate lejos
esta rabia, así si no lo logro
sabré que se la has dado al viento".
No quería nada.
No sabía nada.
No quería nada de ti.
No pensaba en nada que no hubiera ahí.
Delante de mi página en blanco.
Blanco.
Delante de una página en blanco, en blanco.
Delante de esta página en blanco, en blanco.
Delante de mi página en blanco.
Mi página en blanco, blanco.