Cantado:
Cuando yo tuve diez años,
tata Martín, mi abuelito,
costumbres muy lindas de antes
me contaba mi viejito.
Yo cebaba sus amargos
en tanto él armaba un chala
le decía "Tata viejo, a ver, toque la guitarra".
Ya pulsaba el instrumento
ya se largaba a rasguear
y a loa aires de su tiempo
me los hacía escuchar.
Decía que pa´l amor
era muy afortunado
esto es cierto y es aparte
suerte que le he heredado.
Declamado:
Miren que para el amor
era muy afortunao
¡qué dichoso el tata Martín:
vivir siempre enamorao!
Cantado:
Al tiempo (de) los carnavales
ellos armaban sus parras*
siempre cantando y bailando
con harpa, bombo y guitarra.
Vasos de cristal maimanta*,
aquello era puro criollo,
tomaban sólo agua muerta
con lindas huampas* de toro.
Las damas de aquellos tiempos,
ellas aloja bebían,
la anaranjada ni Bilz
(en) esos años (eso) no existía.
¡Ay, si volviera a esos tiempos
huampas de toro en la mesa,
tata Martín con sus chinas,
mishqui, aloja y agua muerta!