Llegué temprano
y no tenía cena,
pero tú tardaste,
entonces me fui a acostar.
Pasadas las dos
ya estaba soñando,
oí la puerta
pero me quedé quieto.
Dejé en la mesa
un billete de amor
y la luna encendida
para guiarte.
Pudiste tener
la cordura de pensar
que un beso delicado
no me iba a despertar.
...
Por la mañana temprano,
decidí esperar
una disculpa
que no me quisiste dar.
Y, en vez de eso,
me hiciste pensar (hum)
que valió la pena
haber sabido esperar.
Lleno de prisa,
te arrastré hacia mí,
te hice una promesa:
"No seré más así".
(x3)