Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti
obstinadamente,
obstinadamente.
Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti,
obstinada mi mente... oh, oh, oh.
Estoy solo
y no tengo ganas de hablar siquiera,
mucho menos de explicar lo que ha ocurrido.
Si hubiera algo que explicar,
parece todo tan absurdo
casi como si alguien se hubiera divertido
provocándome.
Nunca hay una razón clara
cuando dos personas se encuentran distantes,
siempre menos amantes
pero compañeras de una historia
en la que se ha dejado a medias
o quizá olvidado
el motivo real por el cual están juntas
y terminan por lastimarse,
por lastimarse, eh.
Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti
obstinadamente,
obstinadamente.
Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti,
obstinada mi mente... oh, oh, oh.
No hay rabia, no hay dolor.
Hay sólo una tristeza
tan grande que me abate el corazón.
Pido permiso para este canto
repetitivo y obstinado,
pero hay un pensamiento único
que obsesivamente sigue todo respiro mío.
De ti dependo, mi heroína y metadona,
y dejo a estas notas la tarea de tocarte,
de tal modo que lo que yo no haga
pueda hacerlo una canción.
Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti
obstinadamente,
obstinadamente.
Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti,
obstinada mi mente.
Y pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti
obstinadamente.
Pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti, pienso sólo en ti,
pienso sólo en ti,
obstinada mi mente... eh, eh, eh.
Pienso en ti.
Pienso en ti.
Yo sólo pienso en ti.
Sólo en ti.