Todos los domingos del mundo
brillan en tu rostro...
¡Qué colores, qué músicas
en tu sonrisa!
Eres cálido como el fuego,
eres Cristo en persona,
un Cristo del vecindario,
que sabe lo que es la nieve...
Qué hermoso es amarte
y esperarte impacientemente
endulzarte la tristeza,
y consolarte.
Eres cálido como el fuego,
eres Cristo en persona,
un Cristo del vecindario,
que sabe lo que es la nieve...