Escucha, no es muy largo, y corre, corre.
Escucho, escucho, escucho ansiosamente,
sin prisa, sin respirar y delicadamente.
Del cielo emanaban valientemente y con orgullo tres ríos.
Incre, incre, increíble,
guay, pero confuso e incomprensible.
Un río era como un blanco día,
el otro negro como la noche,
y las olas del tercero eran llamas,
pero les esperaba lo mismo.
Me llevaba desde el sur al norte
la carretera por lugares desconocidos.
Cambiaba el mundo, ¿qué todavía no había en él?,
pero los tres ríos desembocaban en el océano.
Escucha, no son muy largas, las observaciones del marinero.
Escucho, escucho, escucho ansiosamente,
sin prisa, sin respirar y delicadamente.
Todos los ríos, tarde o temprano, desembocan en el océano.
Incre, incre, increíble,
guay, pero confuso e incomprensible.
Un río era como un blanco día,
el otro negro como la noche,
y las olas del tercero eran llamas,
pero les esperaba lo mismo.
Me llevaba desde el sur al norte
la carretera por lugares desconocidos.
Cambiaba el mundo, ¿qué todavía no había en él?,
pero los tres ríos desembocaban en el océano.