Letra: Maro Vambounaki
Música: Philippos Pliatsikas
Estéril tedio de una vida sin amor,
monstruo de mi abandono, fiera de mi ciudad,
no me tengas miedo.
Expresión enloquecida,
las paredes te recuerdan tu primer amor.
La mayoría indeferentemente vacías, te doblegan estés donde estés.
En las oscuras callejuelas las sombras se deslizan peligrosamente.
En los iluminados burdeles las mujeres se medio esconden tras
el olvido.
En los infernales bazares de la avenida los policías,
los ricos moteros provincianos,
pequeñas máscaras descubiertas al giro de la muerte,
que vacilan al ángel y al demonio
en la punta de sus dedos, madrugada de sábado.
No hables de los viejos amores,
en los más grandes "quiero" dan marcha atrás.
No aguantaron juntos y se perdieron lejos,
se ocultaron en las cuevas de los paraísos perdidos.
Lo que merece la pena duele y es difícil.
Y para no sufrir, huye lejos de mí, escóndete de mí.
No sé si te marchas ahora por lo poco que soy
o si lo que siento era mucho,
mucho por ti, mucho por ti.
No hables de los viejos amores,
en los más grandes "quiero" dan marcha atrás.
No aguantaron juntos y se perdieron lejos,
se ocultaron en las cuevas de los paraísos perdidos.
Lo que merece la pena duele y es difícil...