Tus miedos y mis miedos están en la misma mesa.
Entre ambos está nuestro veneno, dulce como jarabe
y, dentro del mismo, nuestra estrella se derrite como azúcar...
Esa estrella que, un día, dejó el amor en nuestras manos.
Estribillo:
No me prometes la vida y no no puedo hacer milagros
pero si me pides, corazón mío, que muera por ti
una segunda vez; como el viejo soldado
moriría, mi bien, más gustoso que la primera vez.
Una segunda vez, como el viejo soldado
moriría, mi bien, más gustoso que la primera vez.
Por si todavía quedara algo de sentido común
en medio de estas ruinas, me quedaré contigo
hasta que llegue la Primavera y nos despierte
y, desde la muerte, ¡nos brinde una nueva vida!
Estribillo:
No me prometes la vida y no no puedo hacer milagros
pero si me pides, tesoro mío, que muera por ti
una segunda vez; como el viejo soldado
moriría, mi bien, más gustoso que la primera vez.
Una segunda vez, como el viejo soldado
moriría, mi bien, más gustoso que la primera vez.