Mira en nuestro interior: somos la Esmeralda
Eterna, y frondosa, y que parece un mar,
Donde rondan los aromas a través de la noche cálida,
Donde circula la oleada de grandes ángeles de aire.
Somos el bosque enorme y murmurante,
Lleno de sombra deslumbrante y de oscuro esplendor,
Que respira y que vive, donde mil pájaros de oro cantan,
Y cuya cima estalla en espuma de flores.
Desde el primer soplo y la primera aurora,
De un esfuerzo incansable y de un deseo sin fin,
Juntos, subimos las cavernas de la tierra,
Hacia esa meta maravillosa que solamente tú has esperado.
Juntos, nosotros su voz, nosotros su alma profunda,
En ese follaje inmenso, que nunca volverá a ser verde,
Hemos albergado todos los sueños del mundo,
Y es bajo el sol donde hemos crecido.