En otro tiempo en que los dos
lo dimos todo para ser tanto amor,
no sé cómo describir
tus ojos en los míos
cansados de la despedida.
No dejamos para después
un poco que se deshaga en dolor.
Hay un día que amanece
y el corazón olvida
el dolor del alma herida.
No voy a cerrarte las manos en esta alborada,
en un tiempo en el que este dolor nos hizo amar,
dar voz a tu voz tan lastimera.
Perdona, amor mío, ¡me quiero quedar!
No voy a limpiar tus ojos de tristeza,
voy a a darte mi mano, voy a contarte
la nostalgia que tenía en la incertidumbre
de vencer a tu amor y a tu mirada.
En otro tiempo en que los dos
abrimos el corazón para ver
los recuerdos que entre nosotros
sobraran para decir
que el amor nunca murió.
Escucha ahora mi voz
que por tu amor se hace vivir,
deja a la noche en nosotros nacer
y en mi pecho morir
el dolor que en ti vivió.