Cada pena se traga su parte de tristeza fugitiva
Entonces nos reconfortamos con nuestros placeres repetitivos
Acariciando los cabellos de nuestra infancia etérea
Repitiéndole que aún es demasiado temprano para chillar
Aprendimos a sonreír como hombres bien educados
Para desviar la atención de nuestros sexos impuros.
Pero se olvidaron de enseñarnos lo que hacer
Para encontrar el amor y demostrarle que podemos complacerle
Pero cuando las dudas llegan
Y la vergüenza reincide
Nuestros placeres repetitivos
Saben servirnos de consuelo
Nos ponemos negro, azul, para pintarrajearnos los ojos
Para hacer creer, aunque sea mentira, que hoy estamos mejor
Bebemos, comemos entre compañeros para hablar de nuestras costumbres
Las de ayer, las de mañana; para comparar nuestras soledades
Esnifamos por la nariz lo que nos queda por vivir
Aullando a todo el mundo lo felices que somos cuando estamos borrachos
Intentando ahogar todo lo que acaba recordándonos
Que ya estamos en la edad de oro del rebelde rezagado
Pero cuando las dudas llegan
Y la vergüenza reincide
Nuestros placeres repetitivos
Saben servirnos de consuelo
Besamos por turnos a chicos y a chicas
Porque para nosotros todo lo que cuenta es ver ojos que brillen
Pero soñamos en secreto con reencontrar a nuestro amor
Ese que durará hasta el final de los días
Aceptamos humillarnos, apartamos la mirada
La boca quiere arrojar el amor que reprimimos
Pensamos en ese momento perfecto en el que lo arruinamos todo
Dejando que escape un "te quiero" en mal momento
Pero cuando las dudas llegan
Y la vergüenza reincide
Nuestros placeres repetitivos
Saben servirnos de consuelo