Ya no respondes al teléfono
y pende de un hilo cada esperanza mía.
Yo no habría creído jamás poder perder la cabeza por ti.
De repente, te esfumaste
dejando un vacío en esta vida mía,
sin respuestas a mis porqués. ¿Ahora qué me queda de ti?
(No está...) No está el perfume de tu piel.
No está tu respiro sobre mi rostro.
No está tu boca de fresa.
No está la dulce miel de tus cabellos.
No hay más que tu veneno en mi corazón.
No hay salida para este amor.
No hay, ya no hay vida para mí.
No hay, no hay otra razón que me libere el alma
Encadenada a noches de locura.
Incluso a prisión me iría por ti.
Sólo una vida no basta para mí.
E incluso el verano tiene sus nubes,
y tú eres el huracán contra mí
desgarrándole los sueños a mis días. Te marchaste de prisa porque
No hay, no hay más que tu veneno en mi corazón.
No hay salida para este amor.
No hay, ya no hay vida para mí.
No hay, no hay otra razón para mí.
Si existe un dios no puede olvidarse de mí incluso si
entre él y yo hay un cielo negro, negro sin fin.
Le rogaré, lo buscaré y, lo juro, te encontraré
aunque tenga que entrar en otras diez, cien, mil vidas.
En esta vida oscura sin ti siento que
ya te has convertido en la única razón para mí.
Si existe un límite en el amor, juro, lo pasaré
y en el inmenso vacío de esos días sin fin... te amaré
como en la primera vez en tu casa.
Cada gesto tuyo me llevaba lejos.
Sentía que me perdía en ti.
(No está...) No está el perfume de tu piel.
No está tu respiro sobre mi rostro.
No está tu boca de fresa.
No está la dulce miel de tus cabellos.
No hay más que tu veneno en mi corazón.
No hay salida para este amor.
No hay, ya no hay vida para mí.
No hay, no hay otra razón para mí.