Era una noche apresurada
después de un día tan lento.
Era una rosa encarnada
abierta en ese momento.
Era una boca cerrada
bajo la mordaza de un pañuelo.
Era al fin casi nada
¡Y todo parecía inmenso!
Inmensa la casa perdida
en el medio del vendaval,
inmensa la línea de la vida
en su diseño mortal,
inmensa en la despedida
la certeza del final.
Era un mástil inclinado
a capricho del viento.
Era mi alma, doblegada,
dentro de tu pensamiento.
Era una iglesia asaltada
pero que olía a incienso,
Era finalmente casi nada,
y todo parecía inmenso.
Inmensa, la luz prohibida
en el centro de la catedral,
inmensa, la voz diluida
más allá del bien y del mal;
inmensa por toda la vida,
una desconfianza total.
Inmensa, la voz diluida
más allá del bien y del mal;
inmensa por toda la vida,
una desconfianza total. (x3)