Perdí una guerra en su mirada,
perdí el silencio, hasta mi voz.
Y en mis estrellas apagadas
las cenizas de un amor.
Sentí de golpe la llamada,
solté las riendas del temor,
rompí cadenas que aún me ataban,
el recuerdo de un adiós.
Me dejó las horas sin espacio
y como arena entre mis manos
se alejó dejándome
los labios dulce miel, sabor amargo.
Y hoy que no quiero más
te acuerdas de llamar.
Pero, mira, me curé de ti,
no volveré a seguir tus pasos.
Me dejó las horas sin espacio
y como arena entre mis manos
se alejó dejándome
los labios dulce miel, sabor amargo.
Y hoy que no quiero más
te acuerdas de llamar.
Pero, mira, me curé de ti,
no volveré a seguir tus pasos.
No esconderé mis cicatrices,
por si olvidara recordar.
Y si tu sombra me persigue,
cerraré una puerta más.
Me dejó las horas sin espacio
y como arena entre mis manos
se alejó dejándome
los labios dulce miel, sabor amargo.
Y hoy que no quiero más
te acuerdas de llamar.
Pero, mira, me curé de ti,
no volveré a seguir tus pasos.
No volveré a seguir tus pasos.
Pero, mira, me curé de ti,
no volveré a seguir tus pasos.
Me dejó las horas sin espacio
y como arena entre mis manos
se alejó dejándome
los labios dulce miel, sabor amargo.
Y hoy que no quiero más
te acuerdas de llamar.
Pero, mira, me curé de ti,
no volveré a seguir tus pasos.
No volveré a seguir tus pasos.
Pero, mira, me curé de ti,
no volveré a seguir tus pasos.