El perro negro mordió a través de las cadenas de su cuidador
Pequeño y enfadado cuando vino el Diablo
Vendí mi alma como una navaja
No había luna, no habrá leche tan dulce
Un gato acurrucado en una madriguera
Dedos quebradizos en la arcilla del alfarero
Vendí mi alma y la acosté
No había luna, no habrá leche tan dulce
El pájaro azul se ríe en un árbol caído
El atardecer quema en el mar en calma
Vendí mi alma y pasaron por encima de mí
No había luna, no habrá leche tan dulce