Por cientos de noches
En la oscuridad
Sin conocer las verdades
Por cientos de siglos duerme en mí
Mi vivaz memoria.
La mirada de angustia de los nuevos sueños,
De los rostros extraños,
De las ávidas palabras
Quizá no sobrevivan
Al dulce látigo de la amarga vida
El dolor que hay en mi es el grito de un cuervo
Sujeto con la cadena de la autoridad.
Vemos una extraña culpa
Y una difícil oración en el alma.
Nosotros los hijos de aquellos
Quienes se marcharon tras culminar la batalla.
Como una imagen de las almas antiguas
Sí, encarna tu fuerza
Frente a la oscuridad, la luz es poderosa
¡En la oscuridad, sí contempla al cuerpo celeste!
Levántate héroe, tira el oro
La brillante alma está llena de él
Regresa a tu querido templo
¡Levántate del sueño profundo!
¿Dónde estás ahora, voluntad libre?
No te alcancé con mi ardiente mano
Volaste en lo alto, como un ave herida
¡No me abandones, regresa a casa!
Somos las sombras de los tiempos del olvido
de quienes esperan en la oscuridad del resurgimiento
Con mi rostro al sol y mis manos hacia el cielo
Yo, el hijo de mi tierra
Con la fuerza de Rod en mi brillante rostro
¡Nos hacen saber que estamos vivos!
Los héroes caídos están vivos
En el brillante semblante de los hijos
Nos levantamos de entre los vencidos
y extraños rostros,
De entre las ávidas palabras.
Observa ahora, voluntad, mi dolor
en el reflejo del rocío se encuentra aquella tristeza
En el ocaso del amanecer hay lágrimas escarlatas
El tiempo se aleja, El Prav' no lo rige.
Nunca desapareceremos
en la existencia a través de los años
Estaremos vivos en la tierra
El vestigio de la guerra nunca nos dejará correr
a la oscuridad
Nunca estaremos
Cautivos en nuestro país de origen
¡Nunca!
Nunca nos iremos...
A través de los años.
¡Nunca!