Ese hombre tenía una mirada bastante incierta.
Me pidió fuego mirando en la oscuridad.
Se tragó el humo y, antes de desaparecer en la noche, dijo así:
"No creas nunca a una mujer: escucha bien mi consejo.
No nos puede suceder nada peor en el mundo.
No creas nunca a una mujer: no cedas el paso,
si no, estarás completamente perdido antes de entender tu error;
apenas entiendes bien tu error, estás acabado..."
A mi alrededor, toda la ciudad iba a dormir;
por lo que me dijo solo entendí que se le había aflojado un tornillo.
Dos calles más allá estaba mi casa.
Quise ya dormir, pero me costaba trabajo.
Por algún motivo siempre oía esta voz:
"No creas nunca a una mujer: escucha bien mi consejo.
No nos puede suceder nada peor en el mundo.
No creas nunca a una mujer: no cedas el paso,
si no, estarás completamente perdido antes de entender tu error;
apenas entiendes bien tu error, estás acabado..."
Había poca luz y no estoy seguro,
si hoy en el telediario he visto su cara o la de otra persona...