No dispares a los gorriones, no dispares a las palomas
No dispares así no más con tu resortera
Ey, chico, no dispares y no alardees con otros
Que sin falla das en blancos vivos
Ibas a todos los campos de tiro, sorprendías a la gente
Como exelente tirador recibías premios
Tirabas con una sonrisa, sin apuntar, sin cuidado
Y decían: «¡Este chico tiene suerte!»
¡No dispares!
Y ocurrió una vez lo que tanto soñaba,
Él se encontró en una zona de combate
Y cuando finalmente regresó a casa
Él evitaba sus antiguos campos de tiro
Y cuando alguien le recordaba la guerra
El ahogaba su consciencia en vino fuerte
Frente a él, como si viviera, ese chico estaba parado
Ese que le rogaba una cosa
¡No dispares!